En la práctica, un problema
de mecánica en ingeniería proviene de una situación física real. Un esquema que
muestre las condiciones físicas del problema se conoce como diagrama espacial
Siempre que un cuerpo se
mueve estando en contacto con otro objeto, existen fuerzas de fricción que se
oponen al movimiento relativo. Estas fuerzas se deben a que se adhiere una
superficie contra la otra y a que encajan entre si las irregularidades de las superficies
de rozamiento. Es precisamente esta fricción la que mantiene a un clavo dentro
de una tabla, la que nos permite caminar y la que hace que los frenos de un automóvil
cumplan su función. En todos estos casos la fricción produce un efecto deseable.
Sin embargo, en muchas otras
circunstancias se desea minimizar el efecto de la fricción. Por ejemplo, hay
que tomar en cuenta que el rozamiento provoca que se requiera un mayor trabajo para operar maquinaria, causa desgaste
y genera calor, lo que en muchos casos trae consigo otros perjuicios
adicionales. Así los automóviles y los aviones se diseñan con formas
aerodinámicas para reducir la fricción con el aire, ya que ésta es muy grande a
altas velocidades.
Siempre que se desliza una
superficie sobre la otra, la fuerza de fricción que ejercen los cuerpos entre
sí es paralela o tangente a ambas superficies y actúa de tal modo que se opone
al movimiento relativo de las superficies. Es importante observar que estas
fuerzas existen no solo cuando hay movimiento relativo, si no también cuando
uno de los cuerpos tan sólo tiende a deslizarse sobre otro.
En la práctica, un
problema de mecánica en ingeniería proviene de una situación física real. Un
esquema que muestre las condiciones físicas del problema se conoce como diagrama
espacial
Esta situación real la podemos representar en un diagrama de cuerpo libre que muestre la partícula
en equilibrio con la fuerza de fricción que interviene.
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